Hoy en día es habitual escuchar hablar de armonía. Esta palabra y sus familiares (armonizar, armonizarte, armónico, etc.) están en boga y no es para menos. En un mundo sumergido en la vorágine constante en que se ha convertido nuestra vida, se vuelve imprescindible “parar la pelota” y volver a la fuente, a lo que nos hace bien.
La R.A.E. define la armonía como la “Proporción y correspondencia de unas cosas con otras en el conjunto que componen”. Traslademos esto a los seres humanos: “el conjunto que componen” serían los individuos, las personas y, las “cosas que deben funcionar en proporción y correspondencia”, el cuerpo, el alma y la mente. Podríamos decir, entonces, que la definición de armonía puede aplicarse perfectamente en un enfoque holístico al ser humano, en el que no se considera su cuerpo, su alma, o su mente por separado, sino como un todo compuesto por cada una de estas partes, que funcionan interactuando unas con otras, en un sistema por el cual se complementan, alimentan y retroalimentan.
Ahora bien, cuando por alguna razón este circuito energético se interrumpe o desequilibra (se desarmoniza) sobreviene el conflicto, la energía se estanca, se corrompe y, con el tiempo, se altera la salud. Por esta razón mantener la simbiosis y el equilibrio del sistema energético de las personas es fundamental. ARMONIA es igual a SALUD y si logramos integrarla, a través de herramientas simples y efectivas que, por separado o complementadas, nos ayudarán en este camino de la rearmonización y su mantenimiento asegurándonos una vida en plenitud.
Autor de la Nota: SerMar Multiservicios Armonizadores
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